DERMATITIS ATÓPICA DEL NIÑO

Se trata de una enfermedad inflamatoria y crónica de la piel. Es una respuesta exagerada del sistema inmunitario en una piel que no cumple con su función barrera.

En el niño atópico, las células de la piel tienen tendencia a desunirse produciéndose:

· Una evaporación más importante del agua del organismo: la piel se vuelve muy seca, a esta sequedad cutánea se le llama xerosis.

· Una penetración más fácil de las bacterias y de los alérgenos a través de la piel: este fenómeno se agrava rascándose y pueden producirse verdaderas heridas en la piel.

La dermatitis atópica del niño se manifiesta, generalmente, en los tres primeros meses de vida. Se suelen observar placas rojas y secas que, con el tiempo, pueden engrosarse si no se tratan. Evoluciona a brotes agudos alternándose con fases de calma, pero siempre presenta una piel seca. Afecta a todo el cuerpo, en especial a los pliegues.


Tratamiento

En general, el manejo de la DA se basa en dos principios:

· Parar la inflamación en período de brote, en particular con cremas a base de cortisona.

· Luchar a diario contra la xerosis para reestructurar la barrera de la piel y evitar recidivas, mediante cremas hidratantes.


Consejos para evitar la Dermatitis Atópica

Higiene: duchas cortas con agua tibia, asear con productos sin jabón y secar suavemente sin frotar.

Ropa: evitar el exceso de ropa y el contacto directo con la piel de lanas o tejidos ásperos. Son preferibles las ropas amplias de tela natural o flexible (algodón).

Medio ambiente: evitar calentar demasiado la habitación del niño, humidificar el aire, ser cuidadosos con los alérgenos (polvo, pelos), y airear la habitación todos los días.